La UD Fuente de Cantos vuelve a Tercera 741 días después

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Fue un 14 de mayo, domingo, en plena romería de 2017. La UD Fuente de Cantos se jugaba el descenso de Tercera en el último partido. Recibía en su feudo a la UC La Estrella, ya descendido. Tenía que ganar y que el Pueblonuevo, que recibía al Badajoz, perdiese. Cumplieron los verdes, tras la zozobra inicial, imponiéndose por 5-2. No así el Badajoz, que compareció con su equipo B y no tiró a puerta en todo el partido. Merced al empate a cero en Pueblonuevo, los fuentecanteños caían a Primera Autonómica.

La idea era intentar el retorno cuanto antes, pero la temporada siguiente no fue propicia. Llegaba el Fuente de Cantos en posición de liguilla, y recibía en casa (de nuevo) a La Estrella, quinto clasificado. A los verdes les bastaba un empate, pero cayeron con estrépito, por 0-3 y quedaron fuera del ascenso.

Esta temporada, nuevo intento. Esta vez en liga se hicieron los deberes, con sobresaliente, y se terminó liderando el grupo. El primer cruce llevó a los de Antonio Gallego a Villar del Rey, con dos partidos muy broncos que se solventaron con dos victorias.

 

Llegaba el momento decisivo, y la última escala era Montehermoso, un conjunto con fama de ser muy seguro en defensa y letal a balón parado. Solo había encajado 18 goles en los 30 partidos de liga. El encuentro de ida se saldaba con un 1-1 después de que el Fuente de Cantos marrase un penalti.

 

 

DIEZ MINUTOS DE LOCURA

La vuelta, el sábado 25, a las 19.00 horas, muy lejos del horario habitual para los aficionados fuentecanteños, por imposición federativa.

Arrancaba el partido con calor en el ambiente y en un campo repleto, con presencia de más de un centenar de aficionados montehermoseños.

De la primera parte, poco que contar, nervios, mucha presión y apenas un par de ocasiones, una por bando: un balón de falta lateral envenenado que el meta local Dani despejaba con apuros y un uno contra uno de Nacho con el portero visitante Luis, seguramente el mejor de los forasteros, donde el meta ganaba la partida.

Ambos equipos presionaban con decisión la salida del balón del contrario, lo que daba lugar a numerosos errores en las transiciones, hasta el punto de que una aficionada monehermoseña, al ver las continuas pérdidas de balón de uno y otro, exclamaba “¡o son los dos muy buenos o son los dos muy malos!”.

No se desarropaba el Montehermoso atrás, y el Fuente de Cantos, clasificado con el 0-0, tampoco estaba por la labor de irse arriba a lo loco.

Comienza el segundo acto y los forasteros, sin descuidar su espalda, empiezan a dar pasitos hacia delante, a adelantar la defensa y a presionar más arriba, creando ocasiones casi siempre de falta o córner. El mister visitante realiza tres cambios en los primeros 15 minutos de este periodo para refrescar el ataque y dar más presencia a su medio campo.

Por su parte, Antonio Gallego, más precavido y con la eliminatoria a favor, trata de evitar que los centrales rojillos jueguen tan adelantados, y quita a un Nacho agotado por la pelea con los dos centrales, para dar entrada a Ángel, cuya movilidad y capacidad para bajar y aguantar hace que los centrales dejen de tener tanta presencia en el centro.

En el último cuarto de partido, el míster local hace otro cambio que a la postre sería decisivo. Arturo, incansable en labores atacantes y defensivas, deja su sitio a Jero, duda hasta última hora por sufrir una hernia (¡quién lo diría!) Dos balones de oro del usagreño propician dos situaciones claras de gol para el Fuente de Cantos, pero el balón no encuentra portería.

Sí la encuentra sin embargo el Montehermoso en el minuto 82: jugada por banda derecha de ataque, balón raso al corazón del área, Nector, que llevaba poco más de diez minutos en el campo, recoge el cuero y dispara sin pensar. El balón toca en el central local Kiko y coge una parábola ante la que nada puede hacer Dani.

Locura de afición y jugadores del Montehermoso, que se veían en Tercera, y silencio en la afición verde, que miraba el reloj tratando de calcular si daba o no daba tiempo.

Pronto reacciona la parroquia local, que de nuevo trata de empujar a los suyos. Aquí emerge de nuevo la figura de Jero: balón que recibe en la banda derecha, elude a dos defensores, levanta la cabeza y pone un pase preciso al segundo palo, donde llega Borja para disparar con rabia un obús que, por fin, supera a Luis.

Delirio local, mientras los visitantes no se achican. Al fin y al cabo, la eliminatoria está equilibrada. Los aficionados piensan en la prórroga pero… los jugadores, no. Al menos eso es lo que parece. Fuente de Cantos y Montehermoso no contemporizan para dejar pasar los pocos minutos restantes, sino que tratan de llegar por la vía rápida a la meta contraria.

Dan cuatro de alargue, y cuando se llevan dos, el Fuente de Cantos intenta progresar por la banda izquierda. Tapona bien la defensa rojilla, que obliga a Rovira a jugar hacia atrás, hacia el medio. Desde ahí se reconduce la jugada hacia la otra banda. Recibe Jero pegado a la cal a la altura de la frontal de la grande, que parece tomárselo con calma, quiebra hacia atrás dos veces, parece que optará de nuevo por pasar atrás, porque la defensa visitante no se descoloca. Caen despacio los segundos. Jero otea como buscando algún apoyo, pero no, el usagreño ha puesto el radar y acaba de ver a Rovira que entra como un misil por el lado contrario.

Pone la pausa y lanza un balón medido que tratan de disputar por arriba Ángel y los dos centrales que le escoltan en el punto de penalti. Ni uno llega al remate ni los otros al despeje, y el balón cae a pies del sevillano que, con frialdad, coloca en las redes.

Ahora la euforia es de la parroquia local, que ha visto como en diez minutos el Fuente de Cantos ha pasado de estar fuera a estar clasificado.

Pero, ojo, quedan dos de alargue y el Montehermoso no va a ceder. Lo intenta a la desesperada y el balón ronda los dominios de Dani. Para más emoción si cabe, en el último segundo, con el tiempo ya cumplido, los rojillos fuerzan un córner. El árbitro da el placet para que se saque ante los pitidos de la afición local, que pide que acabe todo, porque un gol forastero dejaría fuera a los verdes.

No cabe nadie más en el área del Fuente de Cantos, donde hay 21 jugadores, incluido el meta montehermoseño. Se saca el córner y la defensa local despeja lejos de la portería. Pita el final el árbitro y, ahora sí, toda la tensión y la euforia de desatan. Los aficionados visitantes aplauden, los locales invaden el campo para abrazar a los suyos y para consolar y levantar a los jugadores visitantes, derrumbados sobre el césped por el esfuerzo y la decepción.

DEPORTIVIDAD EN TODO MOMENTO

Bien podría terminar aquí la crónica del ascenso, pero parece justo reseñar, por inusual, el comportamiento de ambos equipos y ambas aficiones.

Ya lo decían los aficionados verdes desplazados a Montehermoso para el partido de ida: la de los rojillos era una afición ejemplar, animando a los suyos, sin un mal gesto ni ningún tipo de incidentes, al contrario, buen recibimiento y mejor trato.

A la vuelta, se repetía la cortesía. Comentaban jugadores y cuerpo técnico del Montehermoso en un vídeo grabado el sábado su sorpresa cuando, al bajar del autobús en las inmediaciones del Municipal Zurbarán, se encontraban con un nutrido grupo de aficionados verdes que habían quedado para recibir al Fuente de Cantos, y que no dudaban en aplaudir la entrada de los rivales en el campo.

Así fue todo el encuentro, pese a la presión. En el campo, los jugadores, con algún rifirrafe lógico en un partido tan decisivo, hacían gala de absoluta deportividad, sin entradas a destiempo, gestos, provocaciones o cualquier tipo de violencia. Disputas duras, eso sí, pero siempre buscando balón, nunca tratando de dañar.

Entre las aficiones, más de lo mismo. La mayor parte de la hinchada rojilla ocupaba la parte próxima al gimnasio, y otros se colocaban en tribuna. Ánimo, todo el del mundo; insultos o enfrentamientos, ni uno solo.

Este espíritu se mantuvo hasta el final, cuando, como se ha dicho, aficionados verdes iban a consolar y levantar del suelo a los agotados jugadores rojillos, para luego dirigirse a la zona donde estaba la hinchada montehermoseña a reconocer con un largo aplauso su saber estar pese a la decepción, ovación que era correspondida por los visitantes.

Tan es así que jugadores y afición locales refrenaron sus ganas de celebrar hasta que los visitantes, jugadores y afición, se marcharon tras reponer algo de fuerzas con un bocadillo y alguna cerveza, en perfecta armonía. Además, fueron bastantes los jugadores montehermoseños que se acercaron al vestuario local a felicitar a sus rivales por el ascenso.

Después si, cuando los visitantes se marcharon, fiesta, con visita al caño incluida y una larga celebración. De esta parte, nada contaremos, porque, como decía aquel famoso asesor de políticos: “lo que puedo contar no interesa, y lo que interesa no lo puedo contar”.

Así que lo dejamos aquí, de momento.